Al entrar a mi habitación me encuentro de frente con él, sin embargo giro a mi derecha para buscar lo que necesito, guardar mi ropa, ir a mi cama…
A la hora de ordenar mi cuarto, ese rincón siempre está limpio ya que no se lo usa. Ni siquiera una zapatilla sucia se le tira.
A pesar de que lo ignoro, siempre está ahí, en silencio, esperando el momento de ser útil.
Si supiera que me acompaña en mi descanso, cuando estudio, en fin…
A veces me pregunto… ¿Qué pensará de mí?...
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