Este blog pertenece a los A L U M N O S del Colegio "Ntra. Sra. del Rosario de Andacollo"-Turno Mañana

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Y AHORA... ¿QUÉ HAGO?


Listo, llegaste hasta acá. El mundo se enteró que pasaste porque al costado hay un numerito que va creciendo, que sigue, que no para. Todo bien. Pero... y si te quedaste con ganas de hacer algo mas? Entonces te sugerimos:

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Y si aún así, es poco y tenés ganas de que TUS palabras tengan su lugar en este lugar... no queda otra. Vas a tener que:
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Y estate atento... porque se vienen más sorpresas para vos... y sobre vos!

Andacollo anda diciendo

:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:"Se quedó a dormir la mente en mi casa. ¿Quiere que la vaya a buscar?" (Luis Trigo, 2º E, julio 2013):·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·::·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:"Me pica el diente" (Diego Cortéz, 2º E, sept 2013):·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:.:·:

jueves, 7 de octubre de 2010

"Con colitas y pollera tableadita" - Camila Recabarren

Este cuento ganó el 1º premio provincial 
de los "Juegos Culturales Evita-2009" - Categoría Sub14. 
Por esto, su autora viajó a concursar a nivel nacional en Mar del Plata.




"Hace ya varios años que todos los días me levanto a las 7:00 hs. Me calzo mi uniforme color blanco y desayuno una taza de café. Prácticamente a las 7:20, me subo al colectivo 14 que para justo enfrente del Gran Hospital, mi lugar de trabajo.


Por el problema de una de mis compañeras (la hija más pequeña se había enfermado), yo ocuparía su lugar, el turno de la noche. Al principio no me gustó nada la idea, pero me consolé a mí misma pensando que ella algún día lo haría por mí.


La noche se estaba instalando en la puerta de mi casa. Miré el reloj: 21:00...21:15...21:20...Habían pasado ya 20 minutos mirando el reloj. Salí temprano, mi turno empezaba a las 22:00. Cerré la puerta con llave y tuve que apurar el paso, el silencio de la noche desnudaba el sonido de mis tacos. El color grisáceo del invierno había teñido mi uniforme; el frío se había colado por las mangas de la delicada campera tejida. Llegué a la parada y el colectivo asomaba su nariz entre los pocos autos que circulaban. El hospital parecía otro. Las tenues luces de los faroles le daban un aspecto deslucido.


En la sala me esperaba mi compañera con la que estaría esa noche. Me encargó la sala de cuidados intensivos. Ella salió a encontrarse con la ambulancia que llegaba con una urgencia. No pasó mucho tiempo cuando una pequeña sombra con colitas y pollera tableadita asomó su mirada hacia mí. Miles de cosas pasaron por mi mente. ¿Qué estaba haciendo esa pequeña justo enfrente de mí? Su voz acarició mis oídos, me estaba pidiendo ayuda... "A mi hermana le pasa algo..." Me extrañó su presencia pero acudí al llamado; el respirador no funcionaba bien. Solucioné el problema y me quedé en la habitación para asegurarme que todo siguiera bien. Después de un rato, la pequeña de colitas y pollera tableadita se acomodó en mi regazo y serenamente se durmió. Con mi poca experiencia para mantenerme despierta, cerré los ojos y mi mente se apagó por un instante.








La voz de una mujer me despertó. Le pregunté por la niña que momentos antes había salvado la vida de mi paciente. Una lágrima rodó por la mejilla de la mujer que me dijo: "- Esta es mi hija y no hay nadie más". Le expliqué lo sucedido y con la voz ahogada, la mujer me contó que tres días atrás, su marido y sus hijas iban camino a la escuela, cuando un camionero que había estado detrás del volante durante más de 24 hs, se desvaneció. Con tan mala suerte que el auto de su esposo fue embestido por el camión. La única que sobrevivió fue su hija mayor que luchaba por seguir viviendo. Johana, la menor de ellas, iba vestida como la niña que yo había visto.


Salí asombrada de la habitación ¿Quién iba a decir que en la madrugada iba a conocer a un ángel custodio? Desde ese día mis compañeras cuentan que siempre por las noches ven a Johana haciendo picardías y cuidando de su hermana, que poco a poco se recupera. 


No podía creer que el hospital fuera tan diferente de noche. El mismo que todas las mañanas recibía a miles de personas incluyéndome a mí.


Todavía recuerdo lo sucedido y mis sentidos no encuentran explicación. No soy la misma desde entonces. Mi fe aumentó y mi entrega es cada día mayor.


A pesar de los años, a veces voy al viejo hospital de noche, a ver el angelito de colitas y pollera tableadita."









6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente, conmovedor. Soy Narradora Oral y, con el permiso de la autora, incluiré este cuento en mi repertorio.
Felicitaciones y abrazos
Alicia Perrig

Adriana Luna dijo...

Gracias, Alicia!

ALA_STRANGE dijo...

Excelente!!!!!!

:)

Anónimo dijo...

Gracias es muy importante para mi eso!!! y sobre todo un honor!!! Grcias.. Autora Camila

Gina dijo...

me encanto
!!!
felicidades---
espero que publiques lo que me mostraste..estaba genial ese!!
aguante 4ºE
Te quiero.. :)
--->Gina!

Luisa dijo...

¡Muy bonito cuento!
Devuelve la esperanza en el valor de los afectos. Y cuando más solos nos parece estar, un abrazo nos envuelve para cuidarnos...
Felicidades, Camila! No dejes de escribir y de compartir...